lunes, 28 de junio de 2010

escritura peligrosa:


Todo comienza por un texto de Amy Hempel llamado “La Cosecha”, un relato increíble, impactante de verdad. Más adelante me entero que Chuck Palahniuk es un gran amigo de la autora y que escribió un texto llamado “Persiguiendo a Amy” que va dedicado a Amy Hempel donde cuenta su impresión del cuento “La Cosecha” que fue el primer cuento que Tom Spanbauer le mandó leer como ejemplo de lo que él llamó “escritura peligrosa”. Curioseando he encontrado dos libros de Spanbauer que pueden estar muy bien “El Hombre Que Se Enamoró De La Luna” y “Ahora Es El Momento”.


Bueno, pues ya tengo lecturas para el verano y nuevas ideas para escribir. Me gusta la idea de “escritura peligrosa”, a ver si pronto publico algo aquí siguiendo sus postulados. Cuando pasan cosas de estas no te puede (no debe) quedarse uno de brazos cruzados.



lunes, 21 de junio de 2010

marica tú:

Una nueva novela gráfica con temática gay ha venido a descolocar a todos los asiduos lectores de ellas. No hay únicamente chistes sobre el tema, conversaciones sobre el tema ni poses sobre el dichoso tema de ser gay, de hecho los autores odian la palabra 'gay': “Odio la palabra gay, cuando la utilizan los heteros es como un eufemismo, y cuando la usamos nosotros es como si nos creyéramos parte de una élite superior. Prefiero la palabra 'marica', es más castiza, o 'maricón'”.

Julián Almazán y Alfonso Casas, los dos autores, han encontrado en “Marica Tú” el punto exacto entre comedia y drama. Básicamente el cómic tiene poco argumento: un chico treintañero maricón buscando continuamente formas de no dormir solo. Sin embargo la fuerza de la novela reside en que el personaje se ve afectado continuamente por esa búsqueda sin fin y por esa necesidad incontrolable. En su cabeza se mezclan el amor, el sexo y la sexualidad como si fueran una única cosa y las consecuencias de todo ello las vive en su propia piel.

Algunas de las frases son inolvidables:

“¿Por qué cada vez me parezco más a Carrie Bradshaw, con lo que la detesto?”

“Jesús y yo llamábamos novio a cualquier hombre que nos gustara y que mostrra cualquier tipo de interés por nosotros, por mínimo que fuera, más allá de un polvo de una noche”

“¡Deja de comportarte como un snob y asúmelo! Siempre amarás a Madonna (…) todo el mundo sabe que lloraste cuando la viste en Amsterdam en la gira Confessions.”

“¡Me niego a asumir que voy a estar dando tumbos entre chats y discotecas hasta que tenga ochenta años!”

“Nuestra relación es un poco rara pero por fin tengo algo que echaba de menos y ya es bastante comparado con la cantidad de rollos insípidos que he tenido en los dos últimos años”

Bueno... y la pregunta final que cierra la novela, una pregunta que hiela el corazón y que no diré por si alguien quiere leer el cómic.

En fin, un trocito de vida apta para maricones y no maricones, hecha con cabeza y que hará saltar más de una risa y de una lágrima a quien se anime a leerla.

jueves, 10 de junio de 2010

un cuento de Amy Hempel:

Sus cuentos tienen algo que muy pocos tienen. En la primera lectura te das cuenta que dice algunas frases para quitarse el sombrero, en una segunda o tercera lectura entiendes lo que quiere decir y, pasados unos días, te das cuenta que vuelve a tu cabeza esa idea que Hempel te metió en el subconsciente casi sin darte cuenta. ¿No os lo creeís? Mirad cómo termina un cuento suyo:
"Sé que las casas se incendian y que hay que pensar qué cosas salvar antes de que empiece a arder. No porque con la presión del momento todo parezca tener el mismo valor. Sino porque nada parece valer la pena, ni siquiera tu vida".

Abajo os dejo uno de los cuentos que más me han gustado de ella, El Hombre de Bogotá:

La policía y los servicios de emergencia no logran el más mínimo impacto. La voz suplicante del cónyuge no tiene el efecto deseado. La mujer se mantiene parada al filo del abismo. Aunque no por mucho tiempo, amenaza.
Tengo la ocurrencia de que soy yo quien debe convencerla de bajar. Lo veo, y sucede así. Le cuento a la mujer la historia de un hombre en Bogotá. Era un hombre acaudalado, un industrial a quien secuestraron para luego cobrar un rescate. No fue como lo retratan en las series de televisión: su esposa no pudo simplemente llamar al banco y, al cabo de veinticuatro horas, tener listo el millón de dólares. Tardó meses. El hombre tenía una afección cardiaca, y los secuestradores tuvieron que mantenerlo vivo.
Escúchame, le digo a la mujer que está parada al filo del abismo. Sus captores le hicieron dejar de fumar. Cambiaron su dieta y lo pusieron a hacer ejercicio todos los días. Y lo mantuvieron así durante tres meses.
Una vez pagado el rescate y tras ser liberado, su doctor lo examinó. Encontró al hombre en excelentes condiciones de salud. Le repito a la mujer lo que el doctor dijo en ese momento. Que el secuestro fue la mejor cosa que le pudo haber ocurrido al hombre.

* * *

Tal vez ésta no sea una de esas historias hechas para que te arrepientas de saltar. Pero la cuento con la esperanza de que la mujer que está al filo del abismo se plantee una pregunta, la misma que se planteó el hombre en Bogotá. Que cómo sabemos que lo que nos pasa no es bueno.


domingo, 6 de junio de 2010

Honestidad Brutal:


Hablar de este disco es una causa perdida, diga lo que diga sobre este trabajo de Calamaro se va a quedar incompleto. Es muy difícil explicar cada canción, hablar del concepto del disco. Forma parte de esas obras de arte que no tienen explicación y que son inigualables, incluso para el mismo creador. De todos modos lo voy a intentar.

El disco apareció en abril del último año del milenio. El argentino estaba aún vendiendo el disco Alta Suciedad y creo que nadie se esperaba un disco doble de esta calidad. En el interior del disco Calamaro habla de la realización del disco en un texto titulado: “Aterrizaje forzoso: la historia mal contada de Honestidad Brutal”. En este texto encontramos frases como:

'La infelicidad se convierte en felicidad cuando es asumida, y depués de un año de escribir y grabar: ni siquiera estoy seguro de tan ilustrísimas palabras'.

'La honestidad no es una virtud, es una obligación. La brutalidad, en cambio es un derecho que tienen algunos sistemas nerviosos frágiles. ¡Volar es solamente para los pájaros!'

Y muchas otras frases que se pegan en la piel. Y eso solo es el principio, lo mejor está en las canciones. 37 canciones repartidas en un doble cedé. El disco comienza muy fuerte, con canciones que son ya parte de la historia de la música en español 'El Día de la Mujer Mundial', 'Te Quiero Igual', 'La Parte de Adelante'...y lo que te deja descolocado es que no termina la cosa ahí, cuando te das cuenta que 37 canciones sin que ninguna sea una cara b, un descarte o algo por el estilo es sensacional. Vamos, que puedes escuchar el disco de principio a fin como si fuera un 'greatest hits' cualquiera.

La temática que recorre el disco también es muy especial. Calamaro acababa de terminar una relación bastante importante en su vida, de hecho el disco es consecuencia de esa ruptura y así lo muestra en su dedicatoria: 'por Mónica' , ese por es bastante importante, ya que no es un disco que le dedique, sino la consecuencia de su ruptura y esa es la clave del disco. Las canciones son muy personales pero hacia el autor mismo, no se trata de aclarar cuentas sino de cómo se siente uno después del amor fracasado. Cada canción un mundo y todas un universo. Hay drogas: 'Clonazepam y Circo', 'Veneno'...hay soledad: 'Te Quiero Igual', 'Victoria y Soledad', 'Me Pierdo', 'Socio de la Soledad', 'Son las Nueve' ...hay amistad: 'Maradona', 'Mi Quebranto'...hay canciones verdaderamente desgarradoras: 'Negrita', 'Los Aviones', 'Mi Propia Trampa'...y otras que no sabría cómo explicarlas, que son sencillamente sublimes: 'Paloma', 'Ansia en Plaza Francia', 'Con Abuelo', 'No son Horas'...y así hasta completar 37.

Calamaro se sacó las tripas en este disco, sin vergüenza se mostró al mundo, sin temor a decir que se sentía muy perdido. Para mí es uno de los discos que supo marcar muy bien cómo podía ser la vida de muchas personas a finales del siglo xx. Al menos a mí se me pegó a la piel como un tatuaje y aún hoy, escuchándolo diez años después, me provoca muchas más sensaciones. No soy ya el chico que se compró el disco con veinte años recién cumplidos con el sueldo de currar de camarero, ahora lo escucho con treinta años pero tengo la sensación de no haber cambiado tanto. Las mismas canciones que me hacían reir también lo hacen hoy, las que me hacían llorar también me hacen llorar ahora y muchas otras que se me pasaron por alto o no las entendía con veinte años ahora se me descifran en la cara y se me meten en la cabeza en el archivo de las cosas que se guardan para siempre.

Lo que me fascina más, por encima de todo lo dicho hasta ahora, es la capacidad de hablar de uno mismo. Tengo la sensación de haber pensado cada una de las cosas que dice Andrés Calamaro. No son canciones que me recuerden a nadie en concreto, más que a mí mismo. Esa es la grandeza de la que hablaba arriba, no se trata de ajustar cuentas, sino de expresarse uno mismo, de ponerse un espejo delante y decir lo que ve sin miedo, sin tabúes, sin miedos. No se trata más que ser honesto con uno mismo, por muy brutal que pueda resultar esa realidad. Andrés dice 'Eh miradme, soy una persona que ahora mismo anda perdida, me drogo a veces, me siento solo, me rio de tonterias, no me gusto unos días y otros días me quiero muchísimo, todo me importa una mierda, no sé que va a pasar conmigo, voy a ser un suicida...' en resumen, que este disco es la vida misma, la vida personal, la vida de todos. Es algo tan grande que como he dicho al principio, tengo la sensación de haberme dejado muchas cosas en el tintero. Tengo la sensación que este disco va a estar siguiendome toda mi vida, porque habla de mí más de lo que me gustaría admitir. Pero qué coño, sin miedo: ¡Vamos a ser honestos!


Nota: Ya en el interior del disco Calamaro nos advertía que 'continuará...' y lo hizo, vaya si lo hizo, al año siguiente publicó “El Salmón” o lo que es lo mismo, 103 canciones repartidas en cinco cedés. Otro tabajo a la altura de “Honestidad Brutal” más difícil de abarcar, pero igual de intenso. La última canción de “El Salmón” se llama 'Este es el Final de mi Carrera' y, aunque no fue del todo cierto, Calamaro desapareció para siempre, al menos el Calamaro del que hablo aquí. Seis años más tarde apareció con “El Cantante” un disco de versiones de clásicos de la canción hispanoamericana, más tarde un disco de versiones de tangos y actualmente publica discos que, sin ser malos, no son lo mismo. En una entrevista Calamaro lo dejó claro, le preguntaron que entre pasarlo mal y hacer buenos discos o entre ser feliz y sacar discos normalitos qué elegía, y bueno...supongo que todos eligiríamos lo mismo, ser felices.

'son las nueve, yo creí que eran las tres
¿qué diferencia hay?
el sueño va a llegar mejor, o igual
desmayar el cansancio de vivir
ayer si decidí que terminé
en mi casa fui un león
más allá de los horarios
rompí algunos records
varios tiempos coronarios
pero fueron las canciones
mi recompensa
canciones de dolor real
pero canciones no más
canciones partidas por la mitad
pero canciones no más
canciones de amor perdído
pero canciones no más
canciones que confiesan todo
pero canciones para mí, y los demás
pero sí los demás
terminan por derramar una lágrima o cantar
será un premio
más valioso que el dinero
eso ya lo tengo
y la tristeza también'

(Fragmento de 'Son las Nueve')