martes, 20 de abril de 2010

de qué hablo cuando hablo de correr:





Con ese título homenaje a Carver y su De qué hablamos cuando hablamos de amor, Murakami nos deja uno de sus libros más personales, más que nada porque habla de él, de su vida, de las causas que lo llevan a hacer deporte y de los motivos por los que escribe. El libro se une a otros dos libros que hablan sobre la creación literaria de un modo nada didáctico sino mostrativo, uno es el prólogo de Música Para Camaleones de Truman Capote y A Salto de Mata de Paul Auster.

El de Capote nos explica como se hace escritor un genio, en este caso él, viene a decir que un escritor nace y se hace y eso conlleva una parte buena y otra mala, el famoso Don y Maldición: cuando a alguien le entregan un don también le entregan una maldición, el látigo que únicamente sirve para autoflagelarse. Supongo que al hacer las dos últimas películas sobre Truman Capote que se hicieron tomaron como base este prólogo de Música Para Camaleones. El autor sufrió lo suyo al hacer su obra maestra y uno de mis libros favoritos: A Sangre Fría. El libro autobiográfico de Auster me fascinó por lo que se parece en muchos aspectos a mi vida, lógicamente no soy él (aunque sí lo considero uno de mis maestros) pero cuando empecé a leer el libro subrayé todo lo que teníamos en común y el libro quedó bastante pintado.

El camino de Paul Auster como escritor es de trabajo duro y de realidad. Supongo que por ese motivo el subtítulo del libro es "Crónica de un fracaso precoz". De sus libros es uno de mis favoritos, sin ninguna duda.
Bueno y centrándonos ya en el libro de Murakami, lo más sorprendente es la capacidad de romper con esa creencia de que un buen escritor fuma, toma drogas, vive al límite. Murakami se cuida porque es su manera de poder centrarse en la creación literaria. Habla de su pasión por correr y de los diferentes maratones en los que ha participado. Es muy curioso todo lo que cuenta y sobre todo el hecho que se fije en el deporte como una superación personal que no tiene ningún objetivo claro, simplemente ver la capacidad que uno mismo tienen. Es algo duro, sobre todo cuando relata como la edad le ha ido restando capacidad, pero esta especie de diario personal anima a todos a escribir. Se atreve hasta decir las que para él son las cualidades que tiene que tener cualquier escritor:
1. Talento
2. Capacidad de concentración
3.Constancia

Os dejo con algunas frases que no he podido pasar por alto mientras las leía:

"Así es la escuela. Lo más importante que aprendemos en ella es que las cosas importantes no se pueden aprender allí."

"(sobre escribir) Es algo parecido al adiestramiento muscular (...) Se trata de transmitirle constantemente a nuestro cuerpo el mensaje de que trabajar escribiendo concentrado día a día, sin descanso, es necesario para ese ser humano que es uno mismo, y lograr que memorice bien ese mensaje"

"Me guste o no, éste es el cuerpo que tengo. Mi cuerpo, con sus límites y sus inclinaciones. Al igual que pasa con mi cara o con mi talento, aunque haya aspectos suyos que no me gusten, no dispongo de otro cuerpo, así que no tengo más remedio que ir tirando con él. Con la edad, uno va aprendiendo a apañárselas con lo que tiene. Acabas sabiendo preparar fácilmente una comida decente (e ingeniosa) con lo que queda en el frigorífico. Aunque sólo queden manzanas, cebollas, queso y umeboshi (ciruelas encurtidas), no te quejas. Te las apañas con lo que tienes. Y dasgracias por tener algo que llevarte a la boca. Llegar a pensar así es una de las pocas ventajas que tiene la edad."

Murakami, Capote y Auster...cada uno tiene sus motivos por los que escribir, los tres necesarios, los tres únicos.


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